viernes, 19 de julio de 2019

Lo eterno es invisible a los ojos...

Es una noche de jueves, llegue tarde de jugar al futbol… ya todas duermen… recién las veía a las tres tapadas en mi cama… con la tele encendida… el cansancio les ganó. Me siento en mi lugar de la mesa a comer solo… contemplando en silencio los detalles de nuestra casa… la mirada se va perdiendo en un punto al que no estaba viendo realmente… la imagen se va haciendo difusa lentamente. Y en ese instante empiezan a surgir un montón de pensamientos, entre ellos, lo que un hogar simboliza, esa cuestión de seguridad para uno y para sus hijos, cuantas veces uno piensa que va a dejarles cuando ya no esté… pero no me quede solamente en lo material… ni tampoco solo con mis hijas… Ya fijando la vista en otro punto, ahora de la mesada, viendo el humo disipándose por sobre la cafetera… hace frio y una bebida caliente acompaña bien la noche… me puse a recordar situaciones aleatorias… muy disimiles pero a la vez unidas… Todas estas secuencias que se fueron proyectando imaginariamente sobre el vapor de mi taza… trataban de otro tipo de legado… en algunos casos con igual trascendencia que un inmueble… y posiblemente también… más duraderos. Iré dejando a un costado lo legalmente establecido para la materia hereditaria y me voy tomar la libertad de abstraerme un poco… Es que, me encontré pensando sobre el rastro que uno va dejando atrás, con cada día vivido… y como eso afecta nuestro entorno y lo modifica para siempre… A lo largo de la vida vamos dibujando una huella… un tatuaje imaginario imperceptible a los ojos pero que está ahí!... a veces más evidente otras no tanto… sobre todo en las personas con quienes nos relacionamos de manera más intima… Cuantas cosas uno deja en los demás, cuantos momentos que generan cambios… que roban sonrisas… o que provocan lagrimas. Cuantas comidas se utilizan para agasajar amigos… familiares… grabando momentos en todos ellos… Cuantas canciones uno regala a la persona que ama… tan solo para desear buenas noches y sin saberlo para quien recibe esa dedicatoria… algo inevitablemente habrá cambiado. Porque cada vez que escuche ese tema, así sea por casualidad… uno estará ahí… presente… porque hay algo que el cuerpo percibe al escuchar… aunque no lo registre nuestro consciente. En esas situaciones, no dejamos algo material… sino un fragmento de la nuestra propia esencia… que va a acompañar al otro siempre… aunque uno ya no esté ahí. No necesariamente el otro va a ser conscientes del efecto que uno pudo haberle causado… pero de todas formas, el cambio esta… ya esa persona no será la misma luego de conocernos… Hay ocasiones donde la marca que se infringe es negativa… pero por cada una de ellas hay miles de otras que enseñan… que divierten… que ayudan a crecer… Ese rastro que uno va dejando (casi que actúa como un mapa genético), es inmortal, porque a pesar de no estar uno presente… el cambio en el otro está hecho… y eso lo va a trasladar… será a modo de anécdota… será compartiendo la experiencia o transmitiendo los conocimientos que alguna vez uno pudo proveerle… El legado va mas allá del dinero o cualquier otro bien… el recuerdo… las experiencias… los aprendizajes… los descubrimientos… todos ellos no mueren ni se agotan… siempre queda esa parte del alma en todos ellos y será compartido con otros… y así nuestro paso por esta vida nos trasciende de manera que no podemos comprender. La vida eterna es una búsqueda universal, desde los principios de la humanidad… imposible de alcanzar desde lo estrictamente físico… pero cuan real se convierte desde el momento en que empezamos a entender que nosotros mismos abarcamos más que nuestro cuerpo… Cuantos pedacitos de nosotros forman parte de los demás… cuantos amigos contaran anécdotas compartidas con nosotros a sus hijos y ellos a su vez las recordaran y volverán a repetir… Cuantas veces nuestros propios hijos recordaran nuestras historias… o dirán que el padre le enseño a hacer asados… o que la madre los ayudaba con matemáticas hasta cualquier hora de la noche para llevar la tarea al colegio. Cuantas abuelas reviven a través de sus recetas de cocina? Podrán agregarle condimentos o variar alguna medida de harina, pero su esencia sigue allí… Cuán importante es entender que la huella inevitablemente se deja… pero queda en nosotros elegir qué tipo de marca vamos a dejar… la inmortalidad es posible a través de los otros… solo tenemos que elegir la mejor manera de hacer nuestra historia… que aun cuando pueda parecer pequeña… afecta a todo un universo. Me voy a despedir, con cierto sentimiento de satisfacción y alegría, quizás motivado por algún costado narcisista de mi personalidad… pero todo esto lo siento así… porque sé que voy a estar presente eternamente aunque ya nadie conozca mi nombre… y que a pesar de mis errores todas mis elecciones parten de la mejor intención, por lo que el recuerdo nunca será negativo… y aunque sé que tengo muchísimo camino por delante… esta noche, en la soledad de mi cocina… y mientras contemplo el fondo de mi taza vacía… pude comprender que sin buscarlo alancé la inmortalidad…

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